Una metáfora para describir un estado continuo de orgasmos suaves, no eyaculatorios. Dichos orgasmos evitan la tensión muscular habitual que suele implicar la excitación de alta intensidad. En lugar de vocalizar, empujar, contraer o convulsionar hacia estos orgasmos, uno mantiene todos los músculos relajados, dejando que el placer fluya libremente como si lo inhalara, permitiendo que los orgasmos fluyan hacia uno mismo.